En enero cuando estuve Callejeando por Marsella, he dedicado uno de los días para visitar uno de los proyectos icónicos de Le Corbusier – La Unidad de Habitación – Unité d´habitation– que está ubicada en la parte sureste de la ciudad, un poco distante del viejo puerto y del «centro » de la ciudad.
Antes de llegar a Unité, en el Boulevard Michelet, ya empecé a experimentar el cambio del paisaje urbano, no hablo tanto de morfología del espacio (que esta claro que también era muy distinto del centro de Marsella) sino del ambiente en sí mismo, es decir, el ritmo, el olor, el ruido, las personas, la luz, todo era distinto de la zona que hasta entonces había callejeado. Era como que poco a poco, saliendo del centro, el paisaje iba modificando como se estuviera adentrando en otro sistema, como un promenade antes mismo de llegar al edificio de la Unité.
Era como se estuviera observando una «escultura» en un museo, he dado dos vueltas entorno al gran bloqueantes de entrar y me preguntaba ¿Por que me fascina? ¿Por me llama tanta la atención? Quizás por que en mi escuela – Arquitectura y Urbanismo en Recife – era una de las obras que más se estudiaba y que se veía claro su influencia en características estéticas y funcionales en los edificios mi ciudad. Quizás por causa del gran peso del volumen, del hormigón en bruto que por su monumentalidad me pasaba una sensación de estabilidad y fuerza. O quizás simplemente por seguir siendo un gran icono de la arquitectura y que como la mayoría de los arquitectos, me sigue fascinando la arquitectura corbusiana. Creo que al final, las tres respuestas son válidas, una vez que somos la suma de nuestras experiencias y aquello era para mi un poco de mis paisajes braileñas, un poco de Recife, de Brasilia, de São Paulo…
Ha sido una #visita #experiencia ESPETACULAR y espero que las fotografías consigan transmitirla como tal. ¡Disfrútalas!
Fue, sin sombra de duda, una mañana un tanto especial. ¿Qué tal te ha parecido? Todavía hay más… en breve os contaré más sobre mi callejeo por esta increíble ciudad – MARSELLA.
Patricia Ferreira Lopes 